A mi madre, la tuya, a todas las madres

Leonardo Camargo Forero
3 min readMay 9, 2021

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Me cuidaste desde niño, dejaste tu trabajo por más de 5 años, tus cosas y todo por cuidarme, traduciste la historias en los empaques de aquellos juguetes que tanto me gustaban, palabra a palabra, y así me enseñaste inglés desde muy niño. Recuerdo tu ternura, tus cariños, la verdad que los he extrañado durante mucho tiempo, aunque siempre que estuve lejos, no hubo un día en que no habláramos, no hubo un día en que no nos llamaras tus pequeños tesoros.

Escuchabas todas mis historias y sí que hubieron muchas, siempre fui un soñador con los ojos en el cielo más que los pies en la tierra, aunque con el paso del tiempo, aprendí a caminar fuerte sin dejar los sueños de mi niñez. Pero a cada locura, a cada historia, llena de sueños o pesadillas, a cada duda y a cada ambición, no le faltaron tus oídos listos para escuchar, sin cuestionamiento y sin una sola palabra de desaliento.

Admiré tu nobleza por encima de todo, tu capacidad de aceptar y aunque no encontré mucha paz con tu silencio en algunas ocasiones, encontré en tu sencillez y lo repito, en tu nobleza, un bálsamo incomparable, la capacidad de poner la otra mejilla, la capacidad de dar amor pese a todo, aquella que solo puede encontrarse en los reyes y en las reinas, pero poco en los de este mundo.

Peleamos mucho, porque con el tiempo perdí mi fe en aquellas cosas que defiendes y enseñas con tanto ahínco y porque me dolió mucho verte sufrir y no defenderte a ti misma, por sentirme incapaz de liberarte de aquellas cosas que te lastimaron y por la irremediable verdad que aprendí con el tiempo, el saber y entender cada vez más y más que nuestra vida no es más que nuestra responsabilidad, la suma de nuestras decisiones y que lo único que podemos hacer por los demás es estar ahí, escuchar, consolar, apoyar, perdonar, pero nadie nunca podrá salvar a nadie, cada uno tendrá que hacerlo solo.

Te extraño mucho la verdad, todos los días mamá. Aún estás junto a nosotros, pero te extraño mucho. Y sé que hay muchos allí afuera, que extrañan a su madre, a veces porque está o a veces porque ya ha partido. La irrevocable naturaleza de esta realidad, la impermanencia de todo, lo malo, lo bueno, lo mágico, que siempre termina llevándonos a la misma conclusión, la misma lección, una y otra vez, que no nos queda más que dar amor cada día, pedir perdón cuando nos equivocamos, ser amable, bajar nuestras defensas y de una u otra manera expresar, decir y hacerlo saber, que amamos a nuestra madre y a todos aquellas personas que conocemos y aquellas que no conocemos, decir todos los días con palabras y hechos, te amo.

A mi madre, a tu madre, a todas las madres, las cosas no son siempre fáciles y no lo son por una simple razón, se nos olvida todo el tiempo que no somos solamente individuos, que todos somos uno solo.

A tu madre, que vive siempre en tu mente, en tu corazón, en tu alma y en tu amor por ti misma, por ti mismo, por tus hijos, por tus hijas, dónde sea que esté, espero que ella y tú sepan, que el amor que los une ahí ha estado, ahí está y ahí siempre estará.

A todas las madres, feliz día.

A mi madre, solo una cosa, te amo.

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Leonardo Camargo Forero

CEO@UbiHPC — www.ubihpc.com. HPC/HPRC architect. Ph.D in Aerospace Science and technology , science fiction writer, entrepreneur